El Barranco de la Hoz
Por Luis Carcavilla Urquí
Instituto Geológico y Minero de España |
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El Barranco de la Hoz es
un bello paraje situado en el Parque Natural del Alto Tajo, en la
provincia de Guadalajara. Ubicado en la Cordillera Ibérica,
corresponde a un espectacular cañón fluvial labrado por el río Gallo.
Conglomerados y areniscas son las rocas que forman las paredes del
cañón, y en los que la erosión fluvial ha dejado al descubierto
interesantes estructuras sedimentarias que informan acerca de cómo
eran las condiciones de sedimentación cuando se formaron las rocas.
Desde los cortados de la parte alta del cañón se pueden divisar
diferentes tipos de rapaces y al pie de los escarpes se sitúa la
Ermita de la Virgen de la Hoz. Por ello, este lugar aúna valores
paisajísticos, geológicos, ecológicos y culturales. Si a esto se añade
su fácil accesibilidad, se entiende que su visita suela ser del agrado
de todo tipo de públicos. Por otro lado, el interés de la serie
estratigráfica presente en el Barranco de la Hoz hizo que, este
enclave, fuera seleccionado como uno de los lugares de interés
geológico españoles de relevancia internacional.
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El Huso,
a la entrada del Barranco de la Hoz
Fotografía: Luís
Carcavilla - IGME |
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La visita
El Barranco de
la Hoz
Fotografía: Luís Carcavilla - IGME |
Para visitar el barranco
de la Hoz es necesario ir a la localidad de Corduente, en Guadalajara.
Desde allí, se deben seguir las iniciaciones que marcan cómo llegar al
Barranco y a la Ermita de la Hoz, situados a unos pocos kilómetros de
la población. En el interior del Barranco, junto a la Ermita, existe
un aparcamiento donde se puede estacionar el vehículo. Es recomendable
subir a los tres miradores, cuya empinada senda sale junto a la
Ermita. Por otro lado, cerca de Corduente se sitúa el Centro de
Interpretación “Dehesa de Coduente”, donde se puede obtener
información útil sobre el patrimonio natural del Parque Natural del
Alto Tajo, así como de las instalaciones y actividades recreativas
existentes. La subida a los miradores está incluida en la Geo-ruta 5,
un itinerario autoguiado equipado con paneles y placas de
afloramiento. En el Centro de Interpretación de Corduente también se
puede conseguir el folleto para recorrer la ruta y se puede consultar
la Guía Geológica del Alto Tajo, en donde también se describe la ruta.
En total, la ascensión a
los tres miradores requiere aproximadamente una hora y media entre
subida, bajada y descansos. El desnivel es fuerte, pero la senda está
bien acondicionada con escalones y barandillas.
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Descripción
Contacto entre
los conglomerados y las areniscas de las formaciones Conglomerados de la Hoz
del Gallo y Areniscas del río Arandilla - Barranco de
la Hoz
Fotografía tomada desde el tercer mirador por David Santiago
Esquema:
Luís Carcavilla - IGME
Uno de los miradores en la
ruta que sale desde la Ermita
Fotografía: Luís Carcavilla - IGME |
Las rocas que se pueden
observar en este lugar son mayoritariamente conglomerados y areniscas
depositados en el tránsito entre el Pérmico y el Triásico inferior.
Los cantos y granos son de cuarcita, y poseen un característico color
rojizo. Se formaron en cursos fluviales de hace aproximadamente 250
millones de años. Conocida con el nombre de Facies Buntsandstein, es
una unidad geológica muy característica de todo este sector de la
provincia, y también aflora en otros lugares como la Sierra de
Caldereros, Chequilla o Sigüenza. Su nombre hace referencia su color
rojizo
Saliendo de Corduente, se
debe tomar la carretera que se dirige a la ermita del Barranco de la
Hoz. Antes de llegar se divisa, junto a la carretera, el Huso,
monolito labrado en conglomerados cuya morfología recuerda a la pieza
que se utilizaba para hilar fibras textiles. Al pie, en el talud de la
carretera, hay una placa que explica su origen y formación, como
resultado del retroceso del escarpe por efecto de la erosión.
Efectivamente, la acción erosiva
del agua, que ha progresado a favor de los planos de debilidad
presentes en la roca, ha sido la encargada de individualizar al
monolito. Los conglomerados y areniscas del Buntsandstein tienen, en
este lugar, un sistema de diaclasas en dos direcciones que se cruzan
formando una especie de malla. Estas diaclasas representan líneas de
debilidad de la roca, por las que la erosión progresa con mayor
facilidad. Con el paso del tiempo y el avance de la erosión, las
diaclasas se van agrandando originando surcos y canales cada vez más
profundos, que terminarán por formar grandes pasillos y callejones. Si
la erosión es muy activa, se pueden juntar varios pasillos y
callejones que independizan bloques y monolitos, como en este caso.
Debe tenerse precaución con estacionar el
vehículo junto a la placa de afloramiento, ya que en este tramo la
carretera no tiene arcén.
Siguiendo por la carretera se
llega primero al aparcamiento y luego a la Ermita de la Virgen de la Hoz,
donde también hay lugar para estacionar unos pocos vehículos. Junto a la
hospedería se sitúa una placa de afloramiento que explica el origen de las
estratificaciones cruzadas que se pueden observar en el talud, resultado de
variaciones en la energía y dirección del cauce fluvial en el que se
acumularon los cantos y arenas. Su posterior compactación daría lugar a los
conglomerados y areniscas que vemos hoy en día.
Junto a la ermita sale la senda
que se dirige a los miradores. Las rocas que se observan en este lugar son
conglomerados rojos de cuarcita que corresponden a depósitos de un sistema
fluvial de canales entrelazados, asociados a abanicos aluviales. Constituyen
la Formación Conglomerados de la Hoz del Gallo, que fue definida
precisamente en el Barranco de la Hoz. Por encima de ellos, se observan
areniscas también de color rojizo, dispuestas de manera concordante sobre la
anterior. Constituyen la Formación Areniscas de Rillo de Gallo, compuesta
casi exclusivamente por areniscas de color rojizo. Corresponden a un sistema
fluvial de canales entrelazados y carga de fondo arenosa. A lo largo del
camino de subida, es posible observar cómo al principio las paredes rocosas
del cañón están formadas por conglomerados y más arriba por areniscas.
(Fig.1). Al alcanzar el primer mirador se comprueba perfectamente este
cambio, y un panel interpretativo ayuda a entender mejor el proceso de
sedimentación de las areniscas. Es evidente que una corriente fluvial
requiere más energía para transportar cantos como los de los conglomerados
que los pequeños granos de arena que forman las areniscas, por lo que el
paso de conglomerados a areniscas en la sedimentación marca un cambio en la
red fluvial en la que se acumularon estos sedimentos. De esta manera, la red
fluvial evolucionó hacia sistemas más estables y con menos energía de
arrastre. También, en la subida, una placa de afloramiento muestra unas
marcas producidas por antigua corriente fluvial, y un panel ayuda a
descubrir cómo se formaron las espectaculares estratificaciones cruzadas que
se pueden ver en este lugar.
El segundo mirador, conocido
como La Cueva, se sitúa unos metros más adelante. En él, se pueden observar
marcas de las raíces de pequeñas plantas que crecieron en los sedimentos
arenosos y arcillosos de las orillas de aquellos antiguos ríos. Sus moldes y
el posterior relleno por materiales más finos y concreciones salinas han
quedado grabados en los sedimentos, aportando una valiosa información acerca
de las condiciones ambientales de la época. Una placa de afloramiento
permite reconocer estas marcas en los sedimentos. Esta cueva fue visitada
por el Padre José Torrubia en 1753, ya que un cabrero había encontrado grano
y unos enormes huesos. Con el fin de esclarecer el misterio de los huesos de
gigantes, Torrubia subió hasta la cueva, inaugurando, con esta y otras
visitas a cavidades, la espeleología científica en España.
Por último, la subida al tercer
mirador permite obtener una increíble panorámica del cañón.
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Información:
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Carcavilla, L. (2008). Itinerario
geo-didáctico por el Parque Natural del Alto Tajo. En Calonge, A. y
Rodríguez, M. (Eds.):
Geología de Guadalajara, 195-207. Obras Colectivas Ciencias 03.
Carcavilla, L., Ruiz, R. y Rodríguez, E. (2008). Guía geológica del
Parque Natural del Alto Tajo. Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo
Rural. Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. 296 p.
De Marcelo, G. y Díez Herrero, A. (1998).
José Torrubia y el nacimiento de la espeleología científica en España.
Geogaceta 24, 223-226.
González Martín, J.A. y Vázquez González, A.
(Coords). (2000). Guía de los espacios naturales de Castilla-La Mancha.
5ª edición. Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Toledo, 740 p.
Nuche, R. (Ed.). (2003).
Patrimonio geológico de Castilla-La Mancha. ENRESA. Madrid.
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Información técnica
(para especialistas)
Detalle de los
escarpes del Barranco de la Hoz
Fotografía: Luís Carcavilla - IGME |
El Barranco de la Hoz se sitúa en el sector
central de la Rama Castellana de la Cordillera Ibérica. Los depósitos del
Buntsandstein de este sector marcan el inicio de la sedimentación del ciclo
Alpino en el sector central de la Península. La facies Buntsandstein
consiste en materiales continentales detríticos de color rojizo que se
disponen discordantes sobre el basamento varisco o sobre sedimentos del
Pérmico inferior (Sánchez-Moya y Sopeña, 2004). Compuesto mayoritariamente
por conglomerados en su parte inferior y areniscas en la superior, ambos de
origen fluvial, el Buntsandstein da paso a sedimentos litorales
siliciclásticos y carbonáticos de la facies Muschelkalk (Ramos et al.,
1986).
El basamento está formado por afloramientos
paleozoicos, generalmente en el núcleo de estructuras alpinas arrasadas por
la erosión. En su mayoría se trata de pizarras y cuarcitas ordovícicas y
silúricas, que constituyen los relieves más elevados del Parque Natural.
Algunos de estos afloramientos de rocas paleozoicas muestran características
notables como estar intensamente replegadas, contener yacimientos
fosilíferos muy notables o presentar evidencias de su origen glaciomarino
(Gutiérrez-Marco et al., 2002). Sobre ellos, se disponen
discordantemente los sedimentos que marcan el inicio del ciclo orogénico
alpino en el centro de la Península. La sucesión del Triásico viene dada por
la presencia de los tres grandes conjuntos de facies “germánicas”:
Buntsandstein, Muschekalk y Keuper. En las proximidades son especialmente
notables los afloramientos de la primera y tercera de estas formaciones. Los
afloramientos del Jurásico y Cretácico ocupan gran parte de la superficie
del Parque Natural. Son mayoritariamente rocas carbonatadas formadas en las
plataformas marinas poco profundas que se instalaron en esta zona
fundamentalmente durante el Jurásico y Cretácico Superior. Sobre ellos se
disponen discordantemente algunos afloramientos cenozoicos poco extensos,
algunos de los cuales presentan un notable grado de deformación.
Si bien el Barranco de la Hoz está labrado sobre materiales permo-triásicos,
también aflora el basamento en las cercanías de la población de Ventosa y al
comienzo de la carretera que conduce al Barranco de la Hoz. Son pizarras,
areniscas y cuarcitas silúricas, sobre los que se disponen discordante los
sedimentos rojizos del Pérmico inferior.
La sedimentación del Buntsandstein comienza en este sector con los
conglomerados cuarcíticos de la Formación Hoz del Gallo. Se interpretan como
depósitos fluviales de ríos entrelazados con carga de fondo de gravas.
Poseen un espesor de 160 metros y pueden distinguirse dos ciclos en la serie
sedimentaría de los conglomerados. El inferior, compuesto por cantos más
angulosos y algo mayores, fue formado por canales y barras fluviales más
pequeños que los del ciclo superior. Este, está formado por barras
longitudinales con una organización interna compleja. Corresponde a un
sistema con mayor sinuosidad y estabilidad que el ciclo inferior (Sopeña y
Sánchez-Moya, 2001).
Sobre los conglomerados se sitúa la Formación Rillo de Gallo, que marca un
cambio brusco de la sedimentación mayoritaria de conglomerados a la de
areniscas. De hecho, está compuesta casi exclusivamete por subarcosas y
litoarenitas de tamaño mayoritariamente medio. No se ha encontrado ninguna
evidencia palinológica que permita datar esta unidad, pero por criterios
estratigráficos y paleomagnéticos puede situarse en el triásico inferior.
Esta formación, que muestra direcciones de corriente perpendiculares a las
de los conglomerados, representa un sistema fluvial mucho más extenso que el
anterior, con el desarrollo de amplias llanuras aluviales a comienzos del
Triásico. Corresponde a un sistema fluvial de canales entrelazados y carga
de fondo arenisca (Sopeña y Sánchez-Moya, 2001).
En conjunto, los sedimentos de la parte
inferior del Buntsandstein en este sector reflejan el relleno de una cuenca
subsidente controlada por fallas de dirección NO-SE y NE-SO a finales del
Pérmico-principios del Triásico. La subsidencia diferencial es la
responsable del gran espesor de este conjunto de materiales y de la
existencia de discordancias internas que se pueden seguir a escala regional.
El afloramiento de la Hoz del Gallo, junto con el cercano de Rillo de Gallo,
constituye una sección única para analizar con detalle la evolución
geológica del final del Paleozoico y del comienzo del Mesozoico, desde el
Pérmico Inferior al Triásico Superior, y en particular el significado de las
discordancias: Paleozoico Inferior-Pérmico, intra-Pérmico y Pérmico
Superior-Triásico (Castro et al., 2008).
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Referencias:
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Castro, J.M., García, A.,
Gómez, J.J., Goy, A., Molina, J.M., Ruiz Ortiz, P.A. y Sopeña, A. (2008).
Sucesiones mesozoicas de las Cordilleras Ibérica y Bética. En
García-Cortés, A. (Ed.): Contextos geológicos españoles. Una aproximación al
patrimonio geológico español de relevancia internacional, 73-90. Instituto
Geológico y Minero de España. Madrid.
Gutiérrez-Marco, J.C.,
Robardet, M., Rábano, I., Sarmiento, G.N., San José, M.A., Herranz, P. y
Pieren, A.P. (2002). Ordovician.
En Gibbons, W. & Moreno, M.T. (Eds): The Geology of Spain, 31-50. The
Geological Society. London.
Ramos, A. Sopeña, A. y
Pérez-Arlucea, M. (1986). Evolution of Buntsandstein fluvial sedimentation
in the northwest iberian ranges (central Spain). Journal of Sedimentary
Petrology, 56, 6, 862-875.
Sánchez-Moya, Y. y Sopeña, A. (2004). El
rift mesozoico ibérico. En: Geología de España (Vera, ed.).
Instituto Geológico y Minero de España y Sociedad Geológica de España.
Madrid, 484-522.
Sopeña, A. y Sánchez-Moya, Y.
(2001): Tectonics system tracts and depositional architecture of western
border of the Triassic Iberian Trough.
Sedim. Geol., 76: 426-435.
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IGME
Ríos Rosas, 23
28003 Madrid
Teléfono + 34 913 495 700
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